Vistas de página en total

lunes, 28 de enero de 2013

Papas Carol










Tenía una tía a la que le encantaba cocinar recetas que no le complicaran su tiempo.  Así que me dio esta que comparto y que la pueden usar como acompañante de sus carnes o pollos.  Siempre va con todo.

Para 4 personas:
4 papas grandes
mantequilla
8 tajadas de queso americano
sal y pimienta

En un molde enmantequillado rectangular, de esos que sirven para hacer un pan o bizcocho chico, alternar primero las papas salpimentadas y cortadas en lajas, luego trocitos de mantequilla y luego las tajadas de queso y  y así repetir hasta que se usen todos los ingredientes terminando con el queso.
Hornear a 350 grados F hasta que las papas se cocinen y se dore el queso por arriba,  Pueden agregarle una ensalada rica.

Pollo con Miel y Mostaza y Patatas







Esta es una forma de bañar al pollo para que les salga rico,si es que les gusta el sabor agri-dulce.

Para 4 personas:
4 pechugas o 4 encuentros....depende de la ración que quieran comer
sal, pimienta, ajo y orégano y 1/2 taza de perejil fresco picadito
1/2 taza de miel de abejas
1/4 de taza de mostaza (la que se usa para el hot-dog)
1/2 taza de caldo de verduras
4 papas en rodajas
1 cebolla grande en rodajas.
1 chorro de aceite de oliva

En un molde de metal cuadrado forrado con platina, poner las rodajas de papas al fondo y encima las cebollas y echar un chorrito de aceite de oliva

Sazonar el pollo y dejarlo tapado en la refrigerador a de un día para otro de forma que penetren bien el ajo y las especias.
Mezclar la mostaza con la miel y el caldo de verduras y perejil y untar cada pieza del pollo con esta pasta.  Dejar sobrar un poco de la salsa

Hornear a 350gradosF hasta que dore.  De vez en cuando abrir el horno y echarle el resto de la salsa y el juguito que que cae sobre la bandeja, para que no se queme.

Cuando esté listo, acompañar con arroz con choclo y ensalada verde

Papa a la Huancaína y Ocopa




LAS PRIMAS HERMANAS







La Papa a la Huancaína y la Ocopa son primas hermanas.  Son de la familia de las salsas tradicionales y puramente peruanas.  Una, se origina en Huancayo, y la otra es prehispánica e hija engreída de Arequipa.  Sin embargo, ambas llevan en su  esencia los componentes netamente peruanos de la papa y del ají.   La fama de estos últimos trasciende continentes y se han constituido, desde tiempos antiquísimos, en el ingrediente básico de una buena parte de la dieta alimenticia de las civilizaciones del mundo.
La papa fue, junto con la quinua y el maíz, uno de los alimentos principales de los antiguos peruanos.  Dentro de la cosmovisión andina, se le consideraba un ser vivo y se le incluyó en los rituales propiciatorios para agradar o calmar a sus dioses. Se pedía permiso a los apus (dioses) para su siembra. La papa es símbolo de fertilidad y es la que mantiene el equilibro de los mundos del universo andino.  Esta representó una seguridad alimentaria para el imperio, ya que a través de la confección del chuño (papa seca), se garantizó un despensa duradera para sus súbditos. Cuando los españoles descubrieron su poder alimenticio y la hicieron conocida en otros continentes, la papa siguió conservando su poder divino, y salvó del hambre a los pueblos del mundo, continuó formando parte de la alimentación de aquellos, y su majestad y poder sagrado siguió reconociéndose.  De las 4,000 variedades de papa que actualmente existen en el mundo, 2,800 son peruanas, y su origen más remoto, también es peruano.
Aunque la primera planta de ají se originó hace doce mil años en Bolivia (Fernando Cabieses, “Ají Stuff”, Revista Chasqui, Perú) y no en México, como tantas veces se ha creído, se le puede calificar como peruano en algún momento de su historia, ya que Bolivia o el Alto Perú, formaba parte del Imperio Incaico.  Pero el ají amarillo (capsicum baccatum), componente de la Papa a la Huancaína sólo crece en suelo peruano; e igualmente pasa con el rocoto (capsicum frutescens), que siendo medio hermano del ají, crece mejor en climas templados y andinos.
El ají o uchu, en legua quechua, fue un sazonador indispensable de la comida indígena.  Según el Padre Cobo, cronista de la Conquista: “Tiene  el ají, después del maíz, el primer lugar como la planta más general y de mejor estima entre los indios, de cuantas se hallaron en esta tierra; porque entre las especies que dio Dios a los naturales de ella, es tan bien recibida por las naciones de este Nuevo Mundo que no se ha hallado ninguno que no tuviese el uso de ella, y en mucha estimación.”
Garcilazo nos decía que el ají era un condimento fundamental para los naturales: “Los de mi tierra son tan amigos del uchu, que no comerían sin él, aunque sean mas que unas hierbas crudas.”
La sustancia picante es un alcaloide cristalino llamado capsiacina, la cual al tomar contacto con las papilas gustativas, produce un dolor o picor, y propicia la producción de unas sustancias llamadas endorfinas, que actúan adormeciendo las áreas del cerebro que registran el dolor, y causan una sensación de euforia que lleva a la socialización.
En Arequipa, Cuzco, y Piura, así como en el resto del país, han surgido las famosas picanterías, en las que se ofrece la famosa chicha de jora en “poto” (pote hecho con calabaza hueca), y con la que se acompañan platos tradicionales muy picantes, como lo que son “las primas hermanas”, la Papa a la Huancaína y la Ocopa.
En la famosa biblioteca del Convento de Ocopa, en Huancayo, se han descubierto libros y crónicas, que hablan de  la preparación de la Ocopa  desde tiempos prehispánicos.
En las crónicas se cuenta que los chasquis (correo de los incas) llevaban en sus travesías, bolsas de tela en las que cargaban camarones secos o amuka, sal, maní, ajíes y hierbas deshidratadas como el huacatay; las cuales les servían de fiambre y fuente de energía para las largas caminatas. Asimismo, decían que los mitimaes o colonizadores, al ser trasladados por órdenes del gobierno inca a lugares fuera de sus comunidades, con el fin de dividir a las poblaciones que constituían una amenaza para el sistema incaico, y en la que ellos cumplían labores de integración política, cultural, social y económica, llevaban consigo muchos de sus productos regionales, e introducían muchas de sus tradiciones y costumbres en los pueblos a los que llegaban.  Es por esto, que muchos de los potajes peruanos antiguos, muestran similitudes en gran parte de las regiones.
El caso de la Papa a la Huancaína es más moderno.  Según historias que se cuentan, esta salsa de originó allá por 1908, cuando se estaba terminando de construir el Ferrocarril Central (1878-1908), en el tramo Lima-Huancayo.  Se dice (versión de Jorge Stanbury en su libro “La Gran Cocina Peruana”) que entre las vianderas que se ocupaban de alimentar a los trabajadores, se encontraba una señora a la que habían apodado La Huancaína.  Ella preparaba una salsa a base de rocoto, queso fresco y aceite, la cual vertía sobre papas sancochadas en rodajas.  Con el tiempo, este plato se hizo tan famoso, que llegó a ser conocido en Lima.  Los limeños gustaron tánto de él, que lo adoptaron y acriollaron, cambiándole el rocoto por el ají amarillo.    Hoy en día éste es el plato obligado en todos los lugares de expendio de comida, no sólo en Lima, sino en todo el Perú.  La Huancaína se esparció, pero la Ocopa, más tímida, o quizás acaparada por los arequipeños, se refugio en las picanterías; aquellas llamadas por el célebre indigenista José Uriel García, “las Cavernas de la Nacionalidad”: Donde se juntaban el rico y el pobre, donde se “componía” al Perú con ardientes discusiones políticas y literarias, donde se reunían familias enteras para disfrutar de ricas comidas y de un buen recreo.
Lucho Delboy, uno de los chefs más destacados de Lima, nos hace una interesante comparación entre estas dos salsas, a las que bautiza como salsas bandera, y sobre las que dice que: “A pesar de que una receta no puede ser canónica, obligatoria e inevitable, hay que hacer una diferencia marcada entre ambas salsas, para que éstas se consoliden como conceptos culinarios.”  Básicamente, hay una diferencia de color, textura y composición, entre ambas.
La Huancaína, es amarilla y se prepara con ajíes amarillos frescos (hay veces rocotos) despepitados y sin venas.  En el caso de la Ocopa, ésta es verde y se prepara tostando el ají amarillo, antes de molerlo.
La Huancaína es una crema suave hecha a base de queso fresco y ají molido, y utiliza el aceite y la leche para diluirla.  Antes le echaban yemas de huevo duro para hacerla más suave.  Hoy en día, con eso del colesterol alto, se ha ido eliminando este ingrediente.
La Ocopa contiene ingredientes secos como camarones secos, ají molido, huacatay y galletas; los que le dan una textura áspera.
Hay muchas formas de confeccionar estas salsas, como nos dice don Lucho, y su sabor varía según los tipos de quesos frescos y de leches (fresca o evaporada) que se empleen. Sus recetas se compilan en innumerables libros de cocina antiguos y modernos.
La Papa a la Huancaína original, según Teresa Izquierdo, que fue una de nuestras más afamadas cocineras y dueña del restaurante “El Rincón que no Conoces” o según Luis Zárate Quiñónez, en su libro “Delicias Peruanas”, se preparaba antiguamente chancando los rocotos o ajíes frescos, una vez despepitados y sacadas las venas, en un batán (recipiente de piedra con una cavidad cóncava adonde se colocan los alimentos para molerlos con una piedra lisa o en forma de media luna, que se usa desde la época prehispánica).  Se dice que la comida preparada en batán tiene mejor sabor, ya que los sabores se sellan mejor.  A este ají, ya molido, se le echaba queso fresco (éste varía de sabor según las regiones), y se le agregaba un poco de aceite y sal; formando una salsa no muy espesa, ni muy líquida. Actualmente, por razones prácticas, el batán ha sido reemplazado por la licuadora, y también se ha modificado de muchas formas la preparación de la Huancaína.
Hay cocineros que le agregan yemas de huevos duros, leche evaporada, galletas de soda, cebolla y ajos fritos, para darle otra clase de sabor.
Una receta de la Papa a la Huancaína que es muy sabrosa y rendidora es:
Se muelen en batán o se ponen en la licuadora 8 ajíes frescos sin venas ni pepas (si se quiere eliminar casi por completo el picante, se pasa el ají por agua caliente varias veces, botando cada  vez el agua donde hirvieron la vez anterior}. Al ají se le agregan 250 gramos de queso fresco y 100 gramos de requesón.  Don Lucho nos sugiere agregarle el queso ricotta (el ricotta salata es el mejor).  Aparte, saltear una cebolla chica con dos dientes de ajo, y agregar esto a la mezcla, junto con ½ taza de leche evaporada y sal y pimienta.  Agregarle una yema de huevo duro, para darle mayor textura y hacerla más cremosa, y ½ taza de aceite; de preferencia, de canola.  Algunos peruanos le echan un puntito de jugo de limón para darle un sabor diferente.  Esta se echa sobre papas (de preferencia papas amarillas) partidas en rodajas, y se acompaña con aceitunas, lechugas y pedazos de huevos duros.
Con respecto a la Ocopa, en Arequipa, tierra de los camarones, todavía se sigue preparando la conocida por los antiguos peruanos.  Como ya se ha mencionado anteriormente, el ají amarillo se tuesta sin lavarlo, antes de preparar la salsa.  Una buena Ocopa se debe de preparar con batán. Se toman 5 ajíes tostados que se muelen con una cebolla chica asada, dos dientes de ajo asados, 10 galletas (de preferencia dulces, como las de animalitos o vainilla), ½ taza de maní tostado, una ramita de huacatay, y sal al gusto.  Conforme se va moliendo se va agregando aceite en cantidad suficiente para que se convierta en una crema…Hay quienes sustituyen el aceite por agua.
Una variación de la receta es la de remojar los 5 ajíes, la víspera anterior, cambiándole el agua repetidamente. Se fríen ½ kilo de cabezas de camarones chicos. Reservar. En una cacerola con aceite, freír ajo con cebolla.  Luego, agregar dos ramas de huacatay y el ají mirasol, dejando cocinar unos minutos.  Cuando el aderezo haya enfriado, licuar esta preparación con un huevo duro, las cabezas de los camarones tostadas, ½ taza de maní, 250 gramos de nueces, 3 galletas de vainilla (algunos les echan rosquitas de manteca), 250 gramos de queso fresco, 1 taza de leche evaporada, y alrededor de ½ taza de aceite, y licuar hasta que se forme una crema suave.  En una fuente, colocar papas en rodajas y verter la crema sobre ellas, adornando con lechuga, las colas de los camarones que se han hervido previamente, huevos duros, y aceitunas.
Luis Zárate Quiñónez, nos ofrece una variación muy interesante de la Ocopa, en la cual se agrega a la crema básica, nueces en vez de maní, y 6 pichones eviscerados, fritos y convertidos en chicharrón. Mmmmm!!!
Nuestras salsas bandera, las parientes engreídas  de los peruanos, se ofrecen hoy en día en los principales restaurantes de nuestro país, así como en aquellos que cada día van incrementándose más a nivel internacional, y se presentan como embajadoras de nuestra comida y de nuestra cultura.  Y a través de ellas se conoce la historia del Perú, la sazón de nuestros ancestros, y el gran legado que nos dejaron al darnos a conocer la gran variedad de nuestros recursos alimenticios.  La comida peruana nos invita a socializar y reunirnos alrededor de la mesa hogareña, del fogón de las picanterías, o en la calidez de las chinganas o de los restaurantes de lujo, para cantar las tradiciones de nuestros tiempos.

sábado, 26 de enero de 2013

Leche Asada






LECHE ASADA



Hace tiempo que me moría por saber la receta de la leche asada. Es un postre super antiguo y siempre me acuerdo que cuando me daba una vuelta por las panaderías de Lima o cualquier dulcería, siempre estaban allí...mirándome y en primera plana!  Nunca supe la exacta receta ni la diferencia con el flan o crema volteada.  El otro día, dándole vuelta a unas recetas de mi abuela, me encontré con LA RECETA, la cual no he probado todavía, pero se las ofrezco de antemano para que la hagan conmigo.

Ingredientes:

Para 8 personas:
1 litro de leche fresca caliente, no hirviendo o 2 latas de leche evaporada mezcladas con una taza de agua, si se desea más cremoso.
6 huevos 
1 1/2 tazas de azúcar
1 cucharadita de vainilla
1 pizca de sal

Preparación:  
Batir los huevos con la pizca de sal, hasta que se mezclen bien.  CALENTAR, NO HERVIR la leche con el azúcar y la vainilla para que se disuelva un poco el azúcar. Echar la leche sobre los huevos, siempre batiendo.
Poner en moldes individuales dentro de un pyrex grande con agua hasta aproximadamente la mitad de los contenedores y hornear en baño maría a 350 grados Farenheit  por aproximadamente 45 minutos o hasta que haya cuajado el dulce. Se mete un palito y que salga limpio. 
En un blog de cocina leí que para proteger las dulceras y absorber parte del agua caliente durante el baño maría, se doblaba un secador en dos y se ponía al fondo del pyrex grande, y sobre éste, el agua y después las dulceras. Interesante...nunca lo he hecho, pero lo trataré.  Si quieren que les salga una costra firme encima del dulce, subir los moldes a la parrilla superior del horno durante los últimos diez minutos de cocción, vigilando por supuesto, para que no se quemen.
También quería decirles que hay quienes encaramelan los moldecitos...ésto lo dejo a sus gustos. Personalmente, lo prefiero sin el caramelo.

PERU GOURMET





PERU GOURMET



Peru Gourmet

Para unas recetas peruanas de lo más ricas ir al siguiente enlace:

http://perugourmet.net/index.php?centro=detalle1_ESP&paqid=93
Una vez allí, presionar sobre el rubro recetas peruanas.

That'Shallotta Flavor Spaghetti: Rachel Ray



That's Shallotta Flavor Spaghetti

March 2008


That's Shallotta Flavor Spaghetti
by 2 people
add your rating
Makes: 4 servings
Prep: 5 mins
ingredients
  • 1/4 cup extra-virgin olive oil (EVOO)
  • 10 shallots, halved and thinly sliced
  • cloves garlic, finely chopped
  • Salt and pepper
  • pound whole wheat spaghetti
  • cup grated parmigiano-reggiano cheese
  • 1/3 cup chopped flat-leaf parsley (a generous handful)
directions
  1. In a large skillet, heat the EVOO, 4 turns of the pan, over medium-low heat. Add the shallots and garlic; season with salt and pepper. Cook, stirring occasionally, until softened and golden, 20 minutes.
  2. While the shallots are cooking, bring a large pot of water to a boil, salt it, add the spaghetti and cook until al dente. Pour 3 ladlefuls of the pasta cooking water into the cooked shallots and stir. Drain the pasta and add to the shallots. Add the cheese and parsley, season with pepper and toss.
This recipe belongs to Rachel Ray.

Ajiaco de Papas



El anterior es un lindo video de la colección de pregones de Nicomedes Santa Cruz.  En él se expresa el comercio de comida que se hacía  por las calles de Lima, en este caso concreto, el de la picantera, que según Don Ricardo Palma en sus Tradiciones Peruanas, se vendía a las 4 de la tarde, y que formaba parte del peculiar conteo de horas por el que se regían los limeños desde la 
época del virreinato.  Hoy en día han desaparecido estos comerciantes, casi en su totalidad, y la televisión, el periódico y la propaganda han ido reemplazando poco a poco esta linda tradición.    Sin embargo, dentro del programa de conservación del patrimonio cultural de la Municipalidad de Lima, y a través del Proyecto Haciendo Luz de Edelnor que viene funcionando desde 2001, se está  luchando por la recuperación del patrimonio musical de la vieja Lima. Así se han ido recuperando los viejos pregones y colocando vendedores de una serie de alimentos típicos descritos en aquellos estribillos de antaño, y hoy en parques y plazas de lima, y ocasionalmente, de propia voluntad, salen estos a vender su mercancia al son de  sus ritmos contagiantes.
Del libro Pregones de Lima:

"...con la recopilación de los Pregones de Lima, sin duda, el corazón de la ciudad volvió a latir. Y hoy, en cada esquina y en cada jirón, la música de esos cantos callejeros de los primeros vendedores ambulantes de Lima nos hace más fácil evocar a la Revolución Caliente, al alegre Negro Frutero, a la sensual Ramilletera o a la siempre dulce Picaronera. Porque Lima está más viva que nunca."

Cuando me puse a escribir sobre este tema, sólo quería darles la receta del típico Ajiaco de Papas, y como siempre, me metí a investigar de donde vienen esos platillos de nuestra tradicional comida peruana...y me salió toda una disertación.  Así que tendrán que seguir leyendo sobre un poquito de la historia del plato, para después ser compensados con una rica receta que les parecerá aún más sabrosa, porque está teñida de nuestra tradición.

Ya desde tiempos prehispánicos, el ají y la papa formaron una parte importante de la dieta del habitante peruano, un dulce maridaje de un vegetal y un tubérculo que se cultivaban en diferentes regiones, pero que los hombres de las diversas regiones peruanas integraron a través del comercio paciente de mercaderías para comer, inflamando sus papilas gustativas, el ají, y amortiguando el dolor con la arenosa y gruesa papa.




Me dí una vueltita por la historia y me encontré varios testigos que nos cuentan sobre las comidas de la época de la colonia y las de la República en el Perú.

Durante la época de la colonia, los españoles trajeron las cebollas, los ajos y los condimentos necesarios: Algún día alguien inventó el ajiaco, haciendo una fusión de ingredientes de ambos espacios geográficos, y se fueron creando variedades de él con el tiempo. El ajiaco es un plato que puede estar al alcance de cualquier bolsillo.  Puede ser un plato de todos los días o un plato sobre mantel largo, según como se le prepare.

Los pobladores de la Lima de ese entonces se acostumbraron a preparar sus platos con harto ají, y aquí van las impresiones de algunos visitantes:

Esteban Teralla y Landa, alias Simón Ayanque, nos cuenta en unos versos satíricos que escribe a un amigo mexicano con ganas de venir al Perú, una serie de consejos que se condensan en una descripción de lo que era Lima por dentro y por fuera y sus principales costumbres.  Allí nombra las comidas que se ingerían en aquellas épocas (1791) y ya nombra a las picanteras, vendedoras del ajiaco.

En la Guía del Viajero del célebre Murciélago, Manuel Atanasio Fuentes, literato, cultor de la sátira política y el género histórico, periodista, jurisconsulto y catedrático de medicina legal, este nos dice: picantes son más bien venenos que laimentos, por la grande cantidad de ají que en ellos entra.  Para los aficcionados es más sabroso aquel guiso que más lo mortifica al tiempo de comer, y hay personas a quien la acción cáiustica del ají, arranca lágrimas, y que sin embargo, suenan la lengua en señal de placer.  Es preciso confesar que es un maldito placer que se goza rabiando.  Los picantes se hacen de carne, pescado, charqui, papas, etc., pero el picante que más lágrimas arranca es el seviche!
Manuel Atanasio Fuentes


Max Radiguet

En 1838 llegó al Perú, Max Radiguet, un muchacho de 25 años que acompañaba al Almirante francés Petit Thouars en misión oficial como secretario agregado al estado mayor para estudiar las condiciones de navegación entre la costa occidental de la América del Sur y las Islas de la Oceanía. Se quedó cuatro años en el Perú e hizo observaciones y juicios sobre la condición social en el país. 
Entre sus observaciones, quiero destacar las que hizo la noche de año nuevo de 1841, recién llegadito, cuando se dirigió a ver el espectáculo que era la Plaza Mayor de Lima (su libro: "Recuerdos de la América Española" publicado en Francia):
"Las  comidas eminentemente nacionales son los picantes, que con tanto placer saborea la plebe, sin que su consumo se limite al círculo de esta. Durante toda aquella noche, la Plaza Mayor estuvo animada por una muchedumbre ruidosa. Antorchas y braseros, lanzaban a las fachadas de alrededor, grandes claridades fugitivas y siniestras. Los vendedores de comestibles, negros y cholos, circulaban a través de torbellinos de humo atizando las llamas, atormentando las sartenes, las ollas, los escalfadores, donde se oía chillar la manteca y crepitar las frituras y las tostadas. A través del vapor espeso y nutritivo que llenaba la atmósfera, se veían guirnaldas de salchichas y de embutidos, uniendo las extremidades de largas pértigas fijas en el suelo; cordones tendidos, soportaban jamones, aves crudas, desplumadas y despedazadas. Se preparaban también diferentes platos nacionales, tales como elpicante, cuyos principales ingredientes son: carne de chancho ahogada, pepas, nueces molidas, todo violentamente condimentado con ají, el tamal, mezcla de carne picada finamente, maíz y miel, que se vende en forma de pasta; en fin, el pepián, especie de guiso compuesto de arroz, de pavo o gallina, cocida con ajos.
Y sigue:Algunas circunstancias raras han grabado en mi memoria el recuerdo de una comida, en la que se me ofreció un lugar sin premeditación, debo confesarlo.
Bajo el especioso pretexto de que no tenía apetito, había querido rehusar una porción de picante, pero tuve que ceder a las insistencias de mis huéspedes que llegaban hasta la tiranía, en sus atenciones hospitalarias. Apenas hube pasado esa composición, cuando su perfidia, velada bajo un sabor agradable, se reveló por entero. El ají del que estaba cargado, me incendió en un instante la garganta y el estómago. Quise beber, pero la vista del vaso me llenó de desaliento. Lo cogí sin embargo, cerrando los ojos en un gesto de desesperado, y lo vacié de un golpe. Nunca mejor que en ese instante, comprendí la hazaña de Bassompierre, bebiendo en los trece cantones.

 Carlos Prince afirmaba en 1890  que “en aquellos tiempos los picantes se vendían en Lima por negras que recorrían las calles llevando sus ollas en una gran canasta, proporcionada al objeto, la que cargaban en la cabeza, entonando su pregón de esta manera:

¡La picantera………!
¡Ajiaco, charque y seviche!
¡Motesito peladito!

Y Pedro Paz Soldán, el célebre literato peruano que escribió bajo el 
pseudónimo de Juán de Arona, en su Diccionario de Peruanismos, publicado en 1882, describe al ajiaco como "Un guisado nacional que tiene como base el ají y las papas, y que en general, es de un picante soportable y hasta insensible a veces, lo que puede comerlo cualquier estranjero, aunque no es plato fino".

No hay que olvidarse del famoso Teniente Ajiaco, guardián del orden, del Nacimiento de los padres Bethlemitas o Barbones de la época de la colonia, que se menciona en las Tradiciones de Don Ricardo Palma, "Los Barbones".

Dicho todo esto: les presento al Señor Ajiaco y a sus variedades dentro de la cocina peruana:



Receta Básica del Ajiaco:

2 cebollas picadas en cuadritos
2 ajíes amarillos despepitados y desvenados y picados
1 cucharada de ají panca o colorado
4 dientes de ajo machacados y picados
6 papas grandes cortadas en cuadritos
1 lata de leche evaporada
1 taza de caldo de gallina, o en su defecto, 1 cubito de caldo de gallina              diluido en agua hirviendo
sal, pimienta, comino
1 taza de trozos de queso fresco
Perejil picado

Preparación: 
Hacer un aderezo de la cebolla con el ajo.  Agregar el ají amarillo (la cantidad de ají puede variar según el gusto) y el colorado.  Agregar las especias y la sal.
Seguir friendo hasta que el ají se suavice un poco.
Echar las papas y el caldo y dejar que las papas se cocinen.  Una vez cocinadas, machacar dentro de la olla, la mitad de ellas y remover con un cucharón.  Echar la leche evaporada moviendo constantemente. Cuando espese un poco, echar el queso fresco y cuando este se esté casi derritiendo, servir espolvoreando con perejil.


Ajiaco de Ollucos:
A la receta base, se le agrega una taza de ollucos picados y se restan dos papas. Se dejan cocinar con las papas.  Cuando estén cocinados la papa y el olluco, machacarlos juntos. Y seguir el preparado como se indica en la receta base.

Ajiaco de Caiguas: Seguir el preparado original y ya casi al final, agregar las caiguas en tiras. Suprimir el perejil...creo que no le va.

Para los intolerantes a la leche, se puede suplantar la leche por más caldo de gallina, cuidando de no aguar el guiso.


Ajiaco de Caiguas


Hay gente que prepara el ajiaco echándole al aderezo, trocitos de carne de chancho o de res.  Allí ya le dan el toque elegante y de mantel largo!

Quiero agradecer a mi cuñada Laura Valdivieso, quien me proporcionó las recetas anteriores, a las que le hice alguna que otra variación.  Me cuentan qué tal les salió.