ARROZ CON LECHE
"Arroz
con Leche, me quiero casar, con una señorita de Portugal...que sepa coser, que
sepa bailar, que sepa abrir la puerta para jugar...." era una de nuestros
estribillos favoritos de esos juegos que jugábamos en nuestra niñez.
Siempre lo asociábamos con el riquísimo arroz con leche que preparaban
nuestras abuelas.
Me acuerdo
que una vez vinieron unos niños pobres a pedir limosna a nuestra puerta y para
mala suerte de mi abuela, quien se había esmerado toda la mañana en preparar el
famoso postre para convidarles a su amigas de la Canasta a la hora del té, me
aproximé sigilosamente a la refrigeradora, agarré una gran bolsa de papel, y
embolsiqué el postre para los pobres. Ya se imaginan la reprimenda que me
cayó!
Siempre me
pregunté donde se inventó el arroz con leche. Y ahora, leyendo entre
otros, un fantástico y detallado artículo de Coki Lujan "Por la Ruta del
Dulce" en su blog cocinaenperu.bligoo.com, me encontré con muchas
respuestas, y más, a muchas de mis
preguntas.
Muchas de
las recetas de los dulces que conocemos en todo el mundo se deben al afán
comercial de los turcos y moros, quienes desde lejanas épocas
intercambiaban los productos que se cultivaban en el Medio Oriente y en el
Norte de África con Europa. Roma, a su vez, mantenía un intercambio con
China e India.
Al invadir
los musulmanes la Península Ibérica en el siglo VII llevaron
sus productos y formas de cocinar, que por cierto eran de lo más sibaritas e
inclinadas hacia la comida agridulce, a los postres más exquisitos y a las
mesas más extravagantes. Ellos se
concentraron en una zona llamada el Al-andaluz donde la población
mayoritaria era hispana, romana y visigoda, de origen cristiano. En
manuscritos con recetarios del siglo XI al XIII se muestran recetas donde se da
cuenta del uso de la miel y del azúcar para la confección de dulces. El
azúcar, ya se cultivaba y refinaba en forma rústica en China y Asia. La miel de abejas se conocía como endulzante desde tiempos
griegos y romanos.
Fueron los
árabes, también, los que introdujeron el arroz (al-arruz) en la Península
Ibérica. Además extendieron e intensificaron el regadío que permitía
obtener un gran rendimiento a la tierra y producir más cereales.
En España,
al introducirse el cultivo de la caña de azúcar proliferaron las recetas de
postres, que eran de tradición mora. Así, aparecieron los turrones , las confituras
de frutas, los helados, las pastas de almendras, las rosquillas, el arroz con
leche, y miles de recetas más de las que dan fe manuscritos de la época, que se
han encontrado.
Con la
Conquista, los españoles trajeron a los reinos del Nuevo Mundo , la caña de
azúcar y otros productos como el arroz, los que a su vez habían sido llevados
allá desde la China e India por los comerciantes turcos y moros. Trajeron con ellos también, las vacas y los
puercos, las gallinas y los caballos y otros animales, que les proporcionaron
leche y carnes necesarias para su alimentación.
Y con
ellos trajeron una cultura hispana influida por la musulmana que estuvo
presente por ocho siglos de invasión en España. Y al decir de Ramón Mujica
Pinilla,"... esta formó parte integral de la sensibilidad estética del
barroco peruano..." Las condiciones climáticas de las Américas permitieron
la propagación rápida de estos productos, y ya entrada la colonia, hasta se
exportaba azúcar a España.
Pero
tanta era la confección de dulces que hasta en Lima, los alcaldes limeños
Rodriguez y Godoy, dieron una ordenanza en 1542 por la que se prohibía la
confección de dulces para la venta, puesto que se pensaba que esto propiciaba
el ocio y la vaguería. Sin embargo, la golosería pudo más que la ley y
nunca fue realmente acatada.
Con los
conquistadores vinieron tambien las esclavas moras que habían sido adquiridas
en España después de la expulsión de los moros rebeldes por los Reyes
Católicos de España. Fue a través
de ellas que también se introdujeron las nuevas costumbres y las nuevas formas
de cocinar y las exquisitas recetas de postres de procedencia mora. Con ellas
vino también la costumbre del uso de las cebollas y ajos y de especias como el
ajo, pimienta, comino y de las hierbas aromáticas como el culantro y ruda.
Y así
llegaron los ingredientes del Arroz con Leche al Perú, para ser
preparados con las recetas de los conquistadores herederos de varios mundos de
influencia europea, asíatica y africana, para mezclarse con los que
encontrarían en el nuevo mundo y volverse en un dulce típico peruano; que más
es típico por sus diversas formas de
prepararlo que se adaptan a nuestras regiones y porque se sirve mucho en las mesas peruanas
desde tiempos de la colonia.
Al Perú
vinieron con la conquista también, las monjitas de claustro que se supone que
debían elevar sus rezos por las almas paganas y por las necesidades
espirituales del mundo y de las comunidades donde vivirían. En esas
épocas existía la creencia de que si los hijos de familia entraban al convento,
los padres tendrían el "cielo asegurado"; así que muchas niñas de
alcurnia profesaban los votos religiosos, puesto que en la mayor parte de los
conventos las novicias tenían que poseer una "dote". y sólo las
gentes pudientes podrían tener esa prerrogativa. Muchas entraban hasta con sirvientas, muebles,
y ajuares completos. Y allí aprendían todas las tareas necesarias, entre
las que estaban la preparación de aquellos dulces de los que hablábamos
y cuya venta al público era fuente de ingreso para el convento. Los
más exquisitos postres de la gastronomía peruana nacieron en los conventos de monjas
que se establecieron durante la Colonia. Es en este lugar donde mujeres españolas,
mestizas, indias y negras elaboraron los más delicados postres y dulces para
los nobles y plebeyos de la época. Ante la llegada de la dulcería española, el
Perú adoptó su propia personalidad con ingredientes exóticos y diferentes
logrando los inigualables sabores de los que hoy se puede disfrutar. Entre los más conocidos están el Convento de
la Encarnación, que se fundó en 1561, El Convento de Jesús María y José, el Convento
de Santa Catalina, El Convento de La Concepción, el de La Trinidad, el de Los
Descalzos y el de Santa Clara (engreido de Santo Toribio de Mogrovejo).
Así,
cada convento tenía su especialidad, y se dice que fueron las monjitas clarisas
las primeras que confeccionaron y ofrecieron el famoso arroz con leche allá por
1606.
Lima, la
ciudad de las campanas mensajeras que anunciaban con sus repiques muchos
sucesos de la colonia, tenía también pregoneros que actuaban como una especie
de periodistas hablados, que difundían las principales noticias y disposiciones
del virreinato. Pero entre estos había una serie de comerciantes que eran
tantos y tan reglamentados, que se convirtieron en el reloj de la ciudad.
Y así, era a la una en punto de la tarde, la hora en que salía el
vendedor de 'ante con ante' o del arroz con leche y cantaba una tonadita
pegajosa pero efectiva: "Por eso a la una las calles, se alegran con vivos
pregones y por las esquinas en sendos peroles las viejas maestras advierten a
gritos que el dulce llegó oliendo a canela y a clavo de olor, arrocito blanco
¡ahora! Con leche pura mezclado ¡arroz
con leche! Para servirle señora ante con ante tuntuna. Ya paso la misa de una.“
Y sin
más que decir, les ofrezco dos recetas: Una que dice ser la típica pero
que es sólo una de tantísimas y otra de
la que cito su fuente y la vengo haciendo hace ya un tiempo con muy buen éxito:
La Receta
Típica del Arroz con Leche: proporcionada a doña Jossie Sison Porras por las
Monjitas del Convento de Santa Clara, para formar parte de su libro: El Perú y
sus Manjares: Un Crisol de Culturas.
Se sancocha
en 6 litros de leche, una libra de arroz carolino, el más entero y el más
blanco con dos onzas de almendras peladas y bien molidas.
Se ha de
cocinar hasta que el arroz se esté deshaciendo, entonces se le echará 1 1/2
libras de azúcar blanca, un pedacito de canela entera y un poquito de sal.
Se deja hervir por media hora revolviéndolo continuamente para evitar que
se corte y se retira del fuego para su reposo.
Después se
sirve en una fuente espolvoreando canela por encima y almendras cortadas y
tostadas.
Pero en el
libro de Tony Custer: El Arte de la Cocina Peruana, he encontrado una receta
fantástica que he probado varias veces y me parece mejor que otras. Es
cuestión de gustos:
Llevar a
ebullición la cáscara de una naranja, y cambiarle el agua tres veces hasta que
hierva para sacarle la acidez.
Lavar muy
bien una taza de arroz hasta que el agua salga transparente.
Hervir 5
tazas de agua con un palo de canela largo y 2 clavos de olor y la cáscara de la
naranja
Cuando el
agua esté hirviendo, echar la taza de arroz, tapar la olla y cocinar a fuego
lento hasta que el agua se consuma...alrededor de 30 minutos (pero no
confiarse; si seca antes, sáquelo del fuego).
Agregar una
lata de leche evaporada de 141/2 oz. moviendo constantemente para que no se
pegue, hasta que hierva.
Agregar dos
latas de leche condensada y un puñado de pasas borrachas (remojadas
en agua y licor durante la noche).
Cocinar,
moviendo continuamente hasta que la mezcla espese, pero no tanto, porque cuando
se enfría se pone dura.
Sacar del
fuego, dejar que se enfríe un poco y echarle una yema de huevo moviendo
vigorosamente, agregar 1/4 de taza de oporto y un poquito de sal
Hacer un
almíbar ligero con 4 cucharadas de azúcar
Batir a
punto merengue la clara y agregar poco a poco el almíbar. Incorporar con movimientos envolventes al arroz con leche y mezclarlo bien.
Cuando esté
listo, verterlo en una dulcera o un plato hondo y espolvorearlo con
canela en polvo.
Si el
postre se pusiera muy duro, diluirlo un poco
con leche fresca a discreción.
No he tenido el placer de probar ninguna de las dos recetas, pero voy a tratar de inventar y ver como me sale... si lo haces, invitame, asi me ahorr el trabajo! :-) abrazos Lucy, me gusto mucho este relato, pincipalmente el golpe que te dieron por regalar lo que no es tuyo!! jajajaja
ResponderEliminarNilson