Vistas de página en total

viernes, 25 de marzo de 2011

PRÓLOGO

Amigos, quiero iniciar mi blog, transcribiendo un extracto de un artículo escrito por  el periodista y escritor, ahora radicado en Costa Rica, Victor Hurtado Oviedo en su libro Pago de Letras escrito en el 2004 ( se refiere a tierra natal)...una cosa así como Literatura de mi Tierra.  En éste, el escritor ha hecho una brillante disertación sobre nuestra gastronomía...aserción que no podía dejar de incluir como una apasionada arenga sobre nuestra gastonomía...gastronomía que hoy ya detenta ante los escenarios mundiales, el Título de Patrimonio Cultural de las Américas por ser un aporte al continente y a la cultura universal.


LA COMIDA ES EL OTRO HOGAR de los peruanos (“hogar” en los dos sentidos”). Nuestra
comida es como una casa gigantesca y viejísima, construida sobre cimientos de pueblos,
habitada por ingredientes nativos y exóticos, y abrigada por el fogón de la memoria. Tocados
desde niños po r la magia sutil y poderosa del saborear como los reyes que no somos, vamos
por el mundo haciendo de profetas de un arte antiguo, cuantioso y casi inverosímil, que nos
devuelve algo de orgullo, no de vanidad. La nostalgia del Perú es una enfermedad que se cura
con recetas de cocina.
5
Nadie se atreva a contar la suma de pueblos que bulle en lo hondo de esta mesa. En el Perú,
la comida puede ser una gala y un rito que se celebra en casas, picanterías, cebicherías y
chifas, y hasta en la propia calle, donde se alza el humo invitador de anticuchos y picarones.
La lista de platos peruanos equivaldría a un diccionario de exotismos: las carnes de cabrito,
cuy, venado, chancho, cordero, sajino; los ríos y el populoso mar con todos los cebiches, el
pejerrey, el suche, el tiradito, el pulpo, el mero, el paiche, los choros...; el seco de chavelo y la
desbordante pachamanca; el ají de gallina, los juanes y el hornado de pavo; la carapulcra, la
ocopa, la fritanga, el ajiaco, la ensalada de chonta y la patasca el locro de gallina, el conejo a la
ayacuchana y el tacutacu; el cielo goloso de los dulces: la mazamorra morada y la de chuño, el
arroz zambito, las tejas de Ica, el king-kong, el sanguito de pasas, los guargüeros, los
voladores, el polvorón, el camotillo, las acuñas de maní, la natilla, el suspiro de limeña, la
chancaca y las humitas ; los brindis habladores con las chichas morada y de maní; la
algarrobina, el chapo de aguaje, el chilcano de guinda y el pisco inspirador: Esta fue solo una
banca de nuestra primera división.
¿Quiénes somos los peruanos, todos juntos a una mesa? Si nos arriesgamos a visitar nuestra
enredada historia, somos impuros, sorpresivos y probablemente imprevisibles. Lo demás no se
sabe.
Somos olas, costas, campos, bosques, selvas y ciudades, barriadas de la miseria, mansiones,
plazas y calles, entre la sed del desierto y el Paraíso en los valles; y, sobre el cielo, los Andes,
que desatan, hechos ríos, sus palacios de cristales. País urdido en la pena, bendecido por los
males, sorteado por los ladrones – dueños de nones y pares – cual manto de un Nazareno
crucificado en tus mares: ¿Salvemos, pues, tu cocina, de peruanos padre y madre!; salve a
indígenas, a zambos, a notentiendos cabales, a chinos, niseis, mulatos, negros rubiales,
quinterones, sacalaguas y a pitucos choleadores de complejos señoriales: en la marmita del
tiempo, unidos, todas las sangres.
1 Adán Felipe Mejía: El corregidor Mejía: Cocina y memoria del alma limeña. Universidad San
Martín de Porres, Lima, 2002. El libro contiene artículos y recetas de cocina de Mejía, así
como crónicas de costumbres. Isabel Álvarez, socióloga y experta en cocina peruana, recopiló
y editó los textos.
Víctor Hurtado
Pago de letras- segunda edición, Lima, noviembre del 2004


LUEGO DE LEER AL CORREGIDOR

No hay comentarios:

Publicar un comentario