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miércoles, 29 de julio de 2015

Gastón Acurio nos regala una anticuchada bailable



MAÑANA COCINAN POR 28 ?
aqui una sugerencia.
Una anticuchada bailable.
Llegaba el viernes y mis hermanas adolescentes, se alistaban coquetas para el acontecimiento de la semana. La anticuchada bailable del real club.
Eran mediados de los setentas. Lima andaba convulsionada entre dictaduras que de la izquierda se pasaban a la derecha, intervenciones de diarios y revistas, toques de queda y protestas populares reclamando el retorno a la democracia.
Nada de ello, era obstáculo para que cada viernes, la orquesta de música bailable se instalara en el estrado que montaba el real club en sus jardines ni para que las parrillas encendieran sus carbones llenando de aromas ahumados al distinguido barrio san isidrino.
Mi padre, preocupado por el alboroto con el que sus cuatro hijas celebraban la llegada del viernes, un día decidió que debía enviar a alguien que las vigilase y sobretodo que las mantenga a salvo de esos jovencitos dispuestos a robarles el primer beso cueste lo que cueste.
El elegido fui yo. Vestido aun por mi madre, con mis ocho años a cuestas, de pronto se me había asignado una de mis mas difíciles tareas, la de cuidar de la reputación de mis hermanas. Tarea que debo confesar cumplí de forma desastrosa.
Y es que mi padre no supo tener en cuenta un detalle.
Los anticuchos. Si, el olorcito a anticucho, el ajicito, la papita y el choclito, confabularon para que mi mision resultara un fracaso.
Rapidamente, mis hermanas y sobretodo sus pretendientes, se dieron cuenta que ese era el camino para evitar que me interponga en sus intenciones. Y así, cada vez que sonaba una canción que se bailaba pegado y yo me disponía a interponerme en el medio ente mi hermana y el buen mozo, un anticucho humeante me sacaba de en medio con facilidad extrema. Cada vez que sospechosamente una de mis hermanas caminaba acompañada de algún jovencito hacia los lugares mas oscuros de la fiesta y yo me disponía raudo a interceptarles el paso, una bandeja de jugosos anticuchos interceptaba el mío anulando con ello toda posibilidad de rescate.
Al final, el pacto fue evidente, silencioso y tácito. Para mis padres, cada viernes, me alistaban para ir a cuidar a mis hermanas de las garras del deseo. Para mis hermanas, en cambio, yo era el pasaporte hacia su libertad.
Cuando fui descubierto, lo único que pude decir en mi defensa fue:
Papa, No fui yo, fue el anticucho.
Mañana 28
compran en el supemercado dos litros de aji panca licuado y lo mezclan con una taza de ajo molido, una botella de vinagre tinto, pizca de oregano molido, sal, pimienta y comino en polvo.
Compran, pierna de pollo sin piel y las cortan en dados, corazon de vaca limpio de grasa y nervios cortado en filetes, corazón de pollo, higaditos de pollo, panceta de cerdo que cocinan previamente en agua con sal y cortan en dados,, mollejas de pollo igual cocinadas previamente, filtes de trucha cortados en dados, Todo lo insertan en palitos y los maceran en el aderezo
papas blancas y choclos cocidos los esperan.
salsitas de aji listas.
parrilla encendida y tiran los anticuchos mojandolos todo el tiempo con su aderezo.
Buena musica criolla, buenas salsitas de aji y listo.
Feliz 28
fotos cortesia de panchita.

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