Tamales patrios.
¡Tamales casero tamales! ¡tamales de chancho y gallina!
¡ tamales suavecitos! ¡ pruebelos aqui en su esquina!
¡ tamales suavecitos! ¡ pruebelos aqui en su esquina!
Todos los fines de semana, el ritual se repetía deliciosamente.
Una familia entera, padre, madre, hijos, llegaba desde Chincha con el sabroso cargamento. Cientos de tamales que daban a probar con picardía, a todos los vecinos que llegaban a la panadería Rovengo de dos de mayo, en busca de sus famosos panes franceses y sus baguettes hechos en horno pavalier, su fugazza, sus pasteles de carne, sus chancays y y sus orejas de chancho acarameladas.
Mucho antes de que la cadena de wong impusiera la buena costumbre de dar a probar de todo dentro de la tienda, esta familia ya había descubierto las bondades de atraer a un cliente dandole a probar esos deliciosos bocados de maíz blanco y aji, que cocinaban durante toda la noche y que llegaban aun humeando a las mesas de nuestro barrio.
Todos comprabamos rendidos solo que con un detalle.
En aquel entonces, como suele suceder, por cotidiano, como el aji que alegra nuestros días sin rendirle el homenaje que se merece, esta familia y su esfuerzo y su presencia no nos parecían tan importantes como realmente lo eran. No representaban aun el icono cultural del cual hoy nos sentimos orgullosos y agradecidos. Estaban simplemente allí, cada fin de semana, como parte de nuestra vida diaria, sin destacar mas ni menos que la presencia de todo lo que nos rodeaba. Incluso llegando a la majadería de regatearles el precio que por su carácter artesanal, por que estaba hecho con ingredientes de origen, porque estaba hecho de noche por una familia entera que se daba el enorme esfuerzo de dejar su tierra lejana para venir a alegrarnos la nuestra,debía haber costado mucho mas. En todo caso mucho mas que esas cosillas importadas que solíamos valorar en aquel entonces mas que lo nuestro.
Una familia entera, padre, madre, hijos, llegaba desde Chincha con el sabroso cargamento. Cientos de tamales que daban a probar con picardía, a todos los vecinos que llegaban a la panadería Rovengo de dos de mayo, en busca de sus famosos panes franceses y sus baguettes hechos en horno pavalier, su fugazza, sus pasteles de carne, sus chancays y y sus orejas de chancho acarameladas.
Mucho antes de que la cadena de wong impusiera la buena costumbre de dar a probar de todo dentro de la tienda, esta familia ya había descubierto las bondades de atraer a un cliente dandole a probar esos deliciosos bocados de maíz blanco y aji, que cocinaban durante toda la noche y que llegaban aun humeando a las mesas de nuestro barrio.
Todos comprabamos rendidos solo que con un detalle.
En aquel entonces, como suele suceder, por cotidiano, como el aji que alegra nuestros días sin rendirle el homenaje que se merece, esta familia y su esfuerzo y su presencia no nos parecían tan importantes como realmente lo eran. No representaban aun el icono cultural del cual hoy nos sentimos orgullosos y agradecidos. Estaban simplemente allí, cada fin de semana, como parte de nuestra vida diaria, sin destacar mas ni menos que la presencia de todo lo que nos rodeaba. Incluso llegando a la majadería de regatearles el precio que por su carácter artesanal, por que estaba hecho con ingredientes de origen, porque estaba hecho de noche por una familia entera que se daba el enorme esfuerzo de dejar su tierra lejana para venir a alegrarnos la nuestra,debía haber costado mucho mas. En todo caso mucho mas que esas cosillas importadas que solíamos valorar en aquel entonces mas que lo nuestro.
En estas fiestas patrias, un homenaje a todas esas maravillosas familias que durante décadas entregaron sus días para hacernos felices, con nuestras tradiciones, mientras las conservaban con orgullo y sentimiento patrio.
Aqui una recetita de tamales para el que se anime.
Remojar un kilito de maíz blanco pelado durante un día, , escurrirlo , quitarle esa punta durita que tiene y a moler se ha dicho.
Mientras, sazonar un kilo de panceta de cerdo cortada en dados con sal, pimienta, comino, toque de vinagre, y aji panca. Doramos la panceta en manteca, le añadimos su macerado y cubrimos de agua, a guisar se ha dicho. Hasta que este suave.
El juguito lo mezclamos con el maiz molido y le añadimos medio kilo de manteca, 200 gramos de mani tostado y molido, 50 gramitos de ajonjoli tostado, un par de yemas de huevo y una taza de aderezo de ajo molido cebolla rallada finita y aji mirasol molido.
Amasar la masa
En hojas de platano soasadas, colocar la masa de tamales
poner al medio la panceta, huevo duro, aceitunas negras y una tajada de ají mirasol soasado. Envolver bien y atar.
Mientras, sazonar un kilo de panceta de cerdo cortada en dados con sal, pimienta, comino, toque de vinagre, y aji panca. Doramos la panceta en manteca, le añadimos su macerado y cubrimos de agua, a guisar se ha dicho. Hasta que este suave.
El juguito lo mezclamos con el maiz molido y le añadimos medio kilo de manteca, 200 gramos de mani tostado y molido, 50 gramitos de ajonjoli tostado, un par de yemas de huevo y una taza de aderezo de ajo molido cebolla rallada finita y aji mirasol molido.
Amasar la masa
En hojas de platano soasadas, colocar la masa de tamales
poner al medio la panceta, huevo duro, aceitunas negras y una tajada de ají mirasol soasado. Envolver bien y atar.
A cocinar.
al fondo de una olla, coronta de choclo, encima hojas de plátano, y cubrir de agua. Encima, los tamales bien acomodados y pegados, se cubre con mas hojas de plátano y se cocina por tres horas como al vapor. O mas dependiendo el gusto. A mi me gusta un tamal no muy seco sino mas bien que s desarma un poco.
Para ello, ayudara, mas o menos manteca y el tiempo de cocción.
al fondo de una olla, coronta de choclo, encima hojas de plátano, y cubrir de agua. Encima, los tamales bien acomodados y pegados, se cubre con mas hojas de plátano y se cocina por tres horas como al vapor. O mas dependiendo el gusto. A mi me gusta un tamal no muy seco sino mas bien que s desarma un poco.
Para ello, ayudara, mas o menos manteca y el tiempo de cocción.
Aqui comparto con ustedes, fotos de tamales limeños y norteños amarillos y verdes que martha hace en Panchita.
A ver quien se anima a compartir un secretito de abuela.
A ver quien se anima a compartir un secretito de abuela.